Al igual que cualquier otro día, mi despertador suena a las 3 de la mañana. Me arrastro fuera de mi cama y salgo de casa a las 4:30 para comenzar mi viaje hacia el trabajo. El trayecto es largo, pero hoy, vi el amanecer. Un espectáculo de colores transformándose desde la oscuridad más profunda hasta los tonos rosados que despiertan a todos los seres de la Tierra. Este ritual lo realizo tres veces a la semana, observando cómo la vida va despertando en la ciudad, como por arte de magia.
Hace tiempo, caminaba cabizbaja, mirando al suelo, enojada y cansada por las mañanas de madrugada. Sin embargo, llegué a la conclusión de que tendremos la eternidad para dormir. Cuando comienzas tu camino en la penumbra, parece que estás sola. Pero en unos segundos, te encuentras con las caras amables de los madrugadores, como la señora que sale temprano a caminar, el chico del Seven Eleven que me vende mi yogur y mis pingüinos matutinos, o el peatón que camina al mismo ritmo que yo.
Poco a poco, estas personas dejan de ser sombras para convertirse en sonrisas y conversaciones matutinas. El chico del Seven Eleven, por ejemplo, sueña con ser médico mientras equilibra el trabajo y los estudios. El peatón es un colaborador en una empresa farmacéutica. El vagabundo que veo durmiendo cada mañana al pie de la pared del Seven Eleven, y el malabarista en la esquina de Insurgentes y Mixcoac, siempre tan puntual como si su esquina fuera una oficina.
En el metro, algunos tienen la suerte de tener asientos y van dormidos, mientras otros miran al vacío. Todos llevan consigo sus sueños, sus miedos y sus anhelos. Así es como la ciudad despierta.
Despertar es más que abrir los ojos, es reconocer que tenemos el poder de cambiar nuestras vidas. Es cuestión de ver, escuchar y comprender la belleza que nos rodea. Este amanecer diario me ha enseñado a apreciar cada pequeño detalle de la vida, a sonreír a pesar del cansancio y a seguir soñando a pesar de los desafíos.
Así que hoy te invito a abrir tus ojos y tu corazón al amanecer, a esas historias ocultas que todos llevamos y a los sueños que aún están por despertar. Porque al igual que la ciudad, todos tenemos el potencial de despertar y brillar, de transformar la oscuridad en luz.
Espero que estas palabras te inspiren a tomar las riendas de tu vida y a apreciar la belleza que te rodea. Recuerda, todos llevamos historias y sueños que esperan ser descubiertos y compartidos.
Si te has sentido identificado con esta reflexión, si sientes que hay un sueño dentro de ti que está listo para despertar, no dudes en ponerte en contacto. Estoy aquí para escucharte, para apoyarte en tu viaje. Ya sea que necesites un curso, una terapia o simplemente alguien con quien hablar, estoy aquí para ti.
Por último, te invito a seguirnos en nuestras redes sociales. En nuestra página de Facebook e Instagram, "El Espíritu del Lobo", compartimos regularmente contenido inspirador y motivador. Únete a nuestra comunidad y juntos podremos despertar a un nuevo amanecer de posibilidades y realización.
Con Cariño
Psic. Julia Perellón Mancebo.
Para escuchar
Comments