Hola, manada del Espíritu del Lobo. Aquí estoy, una amante de los misterios de la vida, psicóloga de profesión, y sí, también, ¡bruja de corazón! En esta ocasión, les quiero contar la historia de cómo una antigua bruja como yo se encontró envuelta en un mundo de togas, birretes, anillos y medallas.
Este sábado 8, tengo el gran honor de ser la Maestra de Ceremonias en la entrega de Doctorados Honoris Causa por la Universidad Anglohispanomexicana, otorgado por acuerdo del Consejo Cultural Universitario, en unión con el Claustro Magistral del Arte. Estos títulos son entregados a distinguidos artistas, en reconocimiento a su Mérito Preponderante y Loable Aportación a las Artes.
Entre la emoción y el ajetreo de la preparación para este gran evento, me vi fascinada por los misterios del traje académico. Y entonces, me puse a investigar. ¿Sabían que cada uno de los elementos del traje académico cuenta una historia, que va desde la antigua Roma hasta nuestros días?
La Toga: Un Viaje a la Antigua Roma
Permítanme, querida manada, que inicie nuestra travesía a través del tiempo con la mítica toga. Sí, sí, la toga. Esa emblemática prenda que nos remonta a una época donde los filósofos debatían en las plazas, los emperadores decretaban leyes y las togas ondeaban al viento en las calles adoquinadas de la antigua Roma.
Ahora, cierra los ojos e imagina que estás allí, en el corazón de Roma, alrededor del año 200 a.C. El aire huele a pan recién horneado, a vino de las tabernas cercanas y a la tierra seca del verano romano. Alrededor tuyo, hombres de todas las edades y estatus visten togas de diferentes colores y texturas, cada una contando una historia sobre su rango y posición en la sociedad.
Ahora, observa a un hombre de pie, alto y orgulloso. Su toga es blanca, prístina, cayendo en pliegues suaves alrededor de su cuerpo y arrastrándose hasta sus talones. Este hombre es un ciudadano romano, y su toga es un testimonio de su estatus. Pero su atuendo también tiene una función práctica: en las frías noches de invierno, la toga ofrece calor, y en los calurosos días de verano, proporciona una sombra refrescante.
Ahora, viajemos a otra época, cuando la toga adoptó un aspecto más ceremonial. Imagina una iglesia medieval, llena de sacerdotes ataviados con vestimentas largas y fluidas. Al igual que las togas romanas, estos trajes eclesiásticos se arrastran hasta los talones, pero con un propósito distinto: estos sacerdotes buscan la sabiduría de la Tierra, y sus togas son un recordatorio constante de su conexión con ella.
A lo largo del tiempo, la toga ha evolucionado, cambiando su forma y su propósito. Pero una cosa permanece: la toga es un legado directo de la antigua Roma, un símbolo de respeto, honor y conexión con la Tierra.
Entonces, la próxima vez que veas a alguien con una toga, piensa en el viaje que ha hecho esta prenda a lo largo de los siglos. Desde las calles adoquinadas de la antigua Roma hasta las aulas de nuestras universidades modernas, la toga ha sido, y sigue siendo, un recordatorio de nuestro compromiso con el aprendizaje y el respeto por el conocimiento.
Así que, querida manada, ¿están listos para ponernos nuestras togas imaginarias y seguir explorando los misterios del traje académico? ¡Vamos, que aún hay mucho por descubrir!
Puñetas o Vuelillos: Un Giro de Elegancia y Distinción
Sigamos nuestra travesía a través del tiempo, querida manada, y hablemos ahora de las puñetas o vuelillos, esos pequeños adornos que distinguen a los doctores. Sí, esos remates de las bocamangas que solo los académicos más prestigiosos pueden lucir.
Permíteme llevarte a las cortes europeas del Renacimiento, donde el estatus y la posición social se reflejaban no solo en lo que decías o hacías, sino también en lo que llevabas puesto. Ahora, imagina un salón lleno de nobles y caballeros, todos con ropajes ostentosos, bordados, encajes y... ¡sí, has adivinado!, vuelillos.
Aquellos vuelillos no solo eran un elemento de moda, sino que también eran un distintivo de rango. Una prenda con vuelillos implicaba que la persona que la portaba poseía una posición destacada en la sociedad. ¿Te imaginas? Incluso los detalles más pequeños de tu ropa podían contar una historia sobre quién eras.
Ahora, viajemos de vuelta a nuestro presente, a los corredores de la Universidad. Los doctores, hombres y mujeres de gran sabiduría y experiencia, portan con orgullo sus togas, y en las bocamangas, como un guiño a los viejos tiempos, lucen sus vuelillos. Cada uno de estos adornos es un recordatorio de la tradición académica, un testimonio de la travesía que han realizado para llegar a donde están.
Un doctor no sería tal sin sus vuelillos balanceándose al compás de sus pasos, como si cada movimiento suyo estuviera marcado por la música de la sabiduría y el conocimiento. Cada vez que los veas, piensa en los salones del Renacimiento, en los nobles y caballeros que, como nuestros doctores de hoy, portaban sus vuelillos con orgullo y distinción.
Así que, querida manada, la próxima vez que veas a un doctor, presta atención a los detalles. Recuerda que cada vuelillo es un eco del pasado, una canción de la historia que seguimos cantando en nuestros días. Y ahora, ¿están listos para seguir explorando los misterios del traje académico? ¡Adelante, que aún hay mucho por descubrir!
La Muceta: Un Hogar para la Sabiduría
Vayamos ahora, querida manada, a explorar el misterio de la muceta. Cierra tus ojos e imagina que te encuentras en una biblioteca antigua, llena de pergaminos y manuscritos. El olor a pergamino y a tinta llena el aire, mientras los eruditos deambulan por los pasillos, con sus mucetas colgando sobre sus hombros.
La muceta, ese trozo de tela que pareciera un simple añadido al traje académico, es en realidad un tesoro de funcionalidad y simbolismo. Esta capa corta, hecha de raso y forrada con seda negra, lleva el color de la facultad del portador, como un estandarte que declara su campo de estudio.
Ahora, volvamos un momento al pasado, a una época en que los libros no estaban al alcance de un clic y los documentos no se almacenaban en la nube. En aquellos días, los pergaminos, esos trozos de sabiduría e historia, necesitaban un hogar. Y ¿qué mejor lugar que en las capuchas de las mucetas?
En la parte posterior de la muceta, encontrarás la cogulla. Esta servía de capucha y, en tiempos de lluvia o frío, proporcionaba protección a los académicos. Pero la cogulla tenía otro propósito más poético: servía como un refugio para los pergaminos. Imagina a un doctor del pasado, llevando en su cogulla los frutos de su investigación, los secretos que había desentrañado, el conocimiento que estaba listo para compartir con el mundo.
Hoy en día, los pergaminos ya no necesitan un hogar en nuestras mucetas, pero el simbolismo perdura. Cada vez que un doctor viste su muceta, está honrando a aquellos que vinieron antes, a aquellos que llevaban la sabiduría en sus hombros, literalmente.
Así que, querida manada, cuando vean a un doctor con su muceta, recuerden la historia que lleva consigo. Cada muceta es un homenaje a la tradición, a la dedicación y al amor por el conocimiento.
Ahora, ¿están listos para seguir desentrañando los misterios del traje académico? ¡Adelante, que aún hay mucho por descubrir!
El Birrete: La Corona de la Sabiduría
Manada mía, sigamos nuestro viaje a través de la historia del traje académico y hablemos ahora del birrete. Este casquete, que corona la cabeza de los académicos, es más que un simple accesorio de moda: es un distintivo de su estatus, un testimonio de su dedicación a la búsqueda de la sabiduría.
Imagina, si puedes, un antiguo salón de estudio, iluminado únicamente por la luz parpadeante de las velas. En una mesa, un grupo de doctores se encuentran en animado debate, sus voces elevándose y mezclándose con el crujido del fuego y el susurro de los pergaminos. Y allí, en medio de todo ese fervor intelectual, los birretes. Coronando las cabezas de estos sabios, como la guinda del pastel de su erudición.
En el pasado, el birrete era mucho más que un sombrero. Era un símbolo de logro, un emblema de la devoción al aprendizaje y la enseñanza. Al portar el birrete, los doctores mostraban al mundo que habían conquistado los desafíos del conocimiento, que se habían adentrado en los laberintos de la sabiduría y habían emergido victoriosos.
Y no solo eso. En un mundo donde la jerarquía era todo, el birrete distinguía a los doctores del resto. Con sus bordes cuadrados y su borla balanceándose con cada movimiento, el birrete enviaba un mensaje claro: "Aquí está un hombre o una mujer de aprendizaje. Aquí está alguien que ha dedicado su vida al servicio de la sabiduría."
Hoy en día, los birretes siguen siendo un emblema de logro y dedicación. Al ponerte un birrete, te unes a una larga tradición de académicos, a generaciones de hombres y mujeres que han buscado la verdad y el conocimiento.
Así que, la próxima vez que veas a un doctor con su birrete, piensa en todo lo que este sencillo casquete simboliza. Recuerda a los doctores del pasado, debatiendo bajo la luz de las velas, con sus birretes como coronas de sabiduría y dedicación. Y celebra, querida manada, porque cada birrete es un testimonio de la capacidad humana para aprender, crecer y alcanzar las estrellas.
Te preguntaras que difeencia existe entre un birrete de licenciatura y uno de doctorado, bueno, hagamos una pausa en nuestro recorrido. y déjenme contarles las diferencias entre el birrete de licenciatura y el birrete de doctorado.
El birrete de licenciatura, ese pequeño y modesto sombrero, tiene bordes cuadrados o puntiagudos. Es como un cubo de sabiduría equilibrado sobre la cabeza del graduado. No quiere llamar demasiado la atención, pero aún así marca el logro de una licenciatura y el inicio del camino académico.
Ahora, pasemos al birrete de doctorado, el rey de los birretes. Este casquete octagonal es como un polígono en una misión de conquista intelectual. Con cada movimiento, su borla dorada o de un color específico relacionado con la disciplina académica ondea majestuosamente, proclamando: "Soy el amo del conocimiento".
El birrete de licenciatura es como un niño travieso en comparación con el birrete de doctorado. Es más modesto en tamaño y no busca destacar demasiado. Pero el birrete de doctorado, oh, el birrete de doctorado se lleva todas las miradas. Es más grande y pomposo, como si necesitara espacio adicional para albergar toda la sabiduría acumulada durante los años de estudio.
En cuanto a la borla, el birrete de licenciatura tiene una borla que generalmente se encuentra en un lado del cuadrado. A veces, el color de la borla representa el área de estudio del graduado, lo cual es bastante divertido. Pero el birrete de doctorado no se conforma con eso. La borla dorada o de colores llamativos se encuentra en el centro del birrete, haciendo una declaración audaz de la maestría alcanzada.
Entonces, ahí lo tienen, mis amigos. El birrete de licenciatura es como el primo juguetón y modesto en la reunión familiar, mientras que el birrete de doctorado es el pariente ostentoso y elegante. Ambos representan logros académicos, pero uno marca el comienzo de la travesía universitaria y el otro es el pináculo del conocimiento.
¡Celebremos cada birrete, ya sea cuadrado o octagonal, como símbolos de logros y dedicación! ¡Sigamos explorando los misterios del traje académico con una sonrisa en el rostro y un birrete en la cabeza!
Los Guantes Blancos: Un Toque de Pureza y Distingo
Ahora, manada, en nuestra exploración del traje académico, nos encontramos con un detalle que se destaca por su simplicidad y elegancia: los guantes blancos. Estos, de un blanco inmaculado, son mucho más que un complemento al atuendo. Son un símbolo de pureza, un sello de distinción, un atributo exclusivo de los doctores.
Cierren sus ojos y viajen conmigo a la Francia del siglo XIX. En un opulento salón iluminado por brillantes candelabros, se congregan los más distinguidos miembros de la sociedad. Entre ellos, los académicos destacan, no solo por su sabiduría y erudición, sino por un detalle en sus manos: los guantes blancos.
El blanco de los guantes es tan puro como la luz de las velas que iluminan la sala. Cada guante, perfectamente ajustado, habla de la seriedad y la respetabilidad de su portador. Y ahí, entre debates y conversaciones llenas de ingenio, los guantes blancos brillan, reflejando la dedicación y el compromiso de estos académicos con la búsqueda de la verdad y el conocimiento.
Pero los guantes blancos no eran solo una cuestión de estética. También tenían una función simbólica: representaban la pureza de la búsqueda académica, el deseo inquebrantable de aprender, de desentrañar los misterios del universo.
Hoy en día, los guantes blancos siguen siendo un elemento central del traje académico, un recordatorio de esa tradición de excelencia y pureza. Cuando un doctor coloca esos guantes en sus manos, está reafirmando su compromiso con el conocimiento, está sellando, literal y simbólicamente, su dedicación a la causa de la sabiduría.
Así que, querida manada, la próxima vez que vean a un doctor con sus guantes blancos, deténganse un momento a apreciar el simbolismo de este sencillo accesorio. Y recuerden que cada guante es un tributo a la pureza de la búsqueda del conocimiento, un recordatorio de la seriedad y el compromiso que conlleva la vida académica.
Ahora, ¿están listos para seguir desvelando los misterios del traje académico? ¡Adelante, que aún hay mucho por descubrir!
El Anillo: Un Sello de Lealtad y Compromiso
Querida manada, ha llegado el momento de explorar uno de los elementos más fascinantes y misteriosos del traje académico: el anillo. Este pequeño objeto, generalmente pasado por alto, esconde en sí una historia rica y significativa.
Imagina, si puedes, a un antiguo académico, en su estudio iluminado solo por la luz de una vela. En su mano, sostiene un anillo con un sello. Con gesto solemne, el académico hunde el anillo en cera caliente y luego lo presiona sobre un documento. El sello del anillo se imprime en la cera, sellando su dictamen profesional.
Este ritual, que suena a novela de misterio y aventura, era parte de la vida cotidiana de los académicos en el pasado. El anillo era mucho más que una joya; era un sello de identidad, un símbolo de su compromiso con la academia y la ciencia.
En nuestros días, el anillo ha adquirido aún mayor significado, especialmente durante la ceremonia de investidura de los Doctores Honoris Causa. El anillo simboliza la unión del doctorando con la Universidad y con la Ciencia. Pero también va más allá: como en una antigua orden de caballería, el anillo sella la pertenencia a un clan de eruditos. Es un juramento, una promesa de seguir contribuyendo al mundo del conocimiento.
Así que, la próxima vez que veas a un doctor portando su anillo, recuerda lo que este pequeño objeto simboliza. Piensa en los antiguos académicos sellando sus dictámenes, en los doctores modernos jurando su compromiso con la ciencia. Cada anillo es un testimonio de lealtad y compromiso, un símbolo de la promesa eterna de buscar y compartir la verdad.
Y ahora, querida manada, ¿están listos para seguir descubriendo los secretos del traje académico? ¡Adelante, que aún hay mucho por descubrir!
Las Medallas: Emblemas de Dedicación y Pasión
Nuestro recorrido histórico por el traje académico llega a su final con las medallas, esos destellos de metal forjado que adornan los pechos de los doctores. Estas joyas relucientes, creadas en el siglo XIX, no son meros adornos. Son tributos a la contribución que cada doctor ha hecho al vasto mundo del conocimiento.
Imaginen, si pueden, un herrero en su taller, hace dos siglos. El calor del horno brilla en su rostro mientras moldea cuidadosamente el metal en sus manos. Cada golpe de su martillo da forma a una medalla, cada uno un tributo a la dedicación, el esfuerzo y la pasión que el destinatario ha volcado en su camino hacia la sabiduría. Al final, cada medalla es una historia, un testimonio de un camino recorrido y un logro obtenido.
Cuando estas medallas se colocan alrededor del cuello de los Doctores Honoris Causa, no son solo un adorno. Son un recordatorio, tanto para el portador como para todos los que los ven, de todo lo que se ha logrado. Son un tributo a la contribución que estos distinguidos artistas han hecho a la trayectoria de las artes.
Y así, querida manada, hemos viajado juntos a través del tiempo, explorando los misterios y secretos del traje académico. Este sábado, cuando vean a los Doctores Honoris Causa recibir sus títulos, piensen en las historias que cada elemento de su atuendo cuenta. Cada toga, cada birrete, cada anillo, cada medalla... cada uno es un trozo de historia, una pieza del rompecabezas que compone la rica y vasta tradición académica.
Al ver a estos doctores, recuerden que cada elemento de su vestimenta es un capítulo de su historia, un símbolo de su viaje a través del mundo del conocimiento. Y celebren con ellos, pues cada investidura es un tributo a la dedicación, la pasión y el esfuerzo que se necesita para llegar a ser un Doctor Honoris Causa.
Y recuerden, no importa cuántos títulos o medallas tengamos, todos somos parte de este gran mosaico de conocimiento. Todos somos estudiantes en la gran escuela de la vida, y cada uno de nosotros tiene algo valioso que aportar.
Nos vemos en la próxima luna llena, manada. Sigamos aprendiendo, creciendo y compartiendo juntos. Y recuerden, sin importar qué atuendo llevemos, todos somos parte de la misma manada, todos somos estudiantes en la gran escuela de la vida.
Y con esto, manada mía, cerramos nuestro libro de historias por hoy. Espero que hayan disfrutado de este viaje tanto como yo. Hasta la próxima, cuando abramos de nuevo las páginas del tiempo y descubramos nuevas historias y misterios. ¡Hasta entonces, mis queridos lobos!
Con cariño,
Julia Perellón M, amante de los caminos de la vida y sus misterios, y siempre, ¡bruja... de corazón! 💖
Distingo" es un término que proviene del latín "distinguĕre" y se utiliza para referirse a la capacidad de reconocer o percibir claramente una diferencia entre cosas. En otros contextos, puede usarse para referirse a una distinción o reconocimiento que se otorga por alguna habilidad, talento, o logro notable. En el caso del texto anterior, la frase "un sello de distingo" podría interpretarse como "un sello de distinción" o "un sello que demuestra una diferencia notable o especial". Sin embargo, el uso de "distingo" en este contexto es bastante poco común y podría resultar confuso para algunas personas. Es más común utilizar "distinción".
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